Gracias a que recibieron capacitaciones sobre emprende-durismo en la Universidad de Costa Rica (UCR), adultos mayores se “echaron al agua”, pusieron sus negocios con los que no solo se mantienen activos sino que además proporcionan empleo a otras personas.
La mañana de este miércoles algunos adultos mayores mostraron sus emprendimientos en la Defensoría de los Habitantes.
Allí se encontraba doña Oderay Martínez, una mujer de origen panameño que ahora se dedica al negocio de las telas y tiene como compañera de trabajo a su madre de 93 años.
“Tengo 5 años de tener la empresa. Reciclo hilos que vamos usando para hacer algodones; hacemos responsabilidad social con mi empresa, la hago en Isleta de Guácimo de Limón, voy a enseñarle a coser a un grupo de unas 7 mujeres“, comentó.
Martínez cuenta que mientras recibía el curso de emprendimiento en la UCR, se inscribió en clases para aprender a coser porque no lo sabía; es por eso que insta a otros adultos mayores a que se animen a tener un negocio propio.
“La finalidad es que adultos mayores que tenemos una empresa que otros se motiven y que busquen los apoyos que existen: Banca de Desarrollo, Imas, Inamu; y está la universidad con las puertas abiertas para todos los adultos mayores. Cambia totalmente la vida, es otro impulso y sí se puede“, aseguró la mujer que tiene su negocio en La Uruca.
En la exposición de productos también estaba don Sergio Narbaez de 76 años, quien se dedica a la encuadernación, un oficio que aprendió de su difunto padre cuando estaba en la escuela.
“Mi papá fue uno de los primeros encuadernadores en Costa Rica, se hizo una tradición en la familia de que por lo menos hubiera un encuadernador”, aseguró.
Este vecino de San Francisco de Dos Ríos comenta que la tecnología no ha sido una traba para que su negocio crezca; sino que gracias a lo aprendido en la universidad se ha adaptado a los cambios.
“En esa actividad yo llegué con la encuadernación tradicional: arreglar libros, hacer portatítulos y con el curso nos propusimos ir cambiando, innovando de tal manera que nos podamos adaptar a las circunstancias actuales”, dijo.
“Ya se digita mucho, ya no se necesita tantas facturas, hay menos papelería; entonces la encuadernación tradicional ya está pasando de moda. Ahora estamos innovando tratando de hacer cosas aparte: álbum de fotos, por ejemplo”, agregó.
De acuerdo con la Defensora, Montserrat Solano, están impulsando esta actividad para que otros adultos mayores vean estas opciones; y además, para romper el mito de que la vida se acaba a los 60 años.