Si la administración Chinchilla Miranda fuera una escolar que hoy llega donde su maestra para que le entregue sus notas al finalizar el ciclo lectivo, posiblemente esa menor -que hace cuatro años entró a clases dispuesta a comerse el mundo- deberá mentalizarse para repetir el grado. Difícilmente le da para alcanzar los exámenes para aplazados…
La maestra estaría representada por el pueblo costarricense, que hoy califica con dureza la gestión de la mandataria, Laura Chinchilla, según diferentes mediciones populares, que la colocan como la peor presidenta de Latinoamérica. Anoche ella hizo lectura de su último informe de labores ante los nuevos diputados y miembros de su gabinete.
Pero también un grupo de economistas, sociólogos, politólogos y hasta exfuncionarios públicos -consultados por crhoy.com- fue particularmente severo con los cuatro años de gobierno de la liberacionista, que entregará la silla presidencial a Luis Guillermo Solís, el próximo jueves 8 de mayo, en el Estadio Nacional.
El politólogo Francisco Barahona manifestó que las justificantes dadas a conocer por la Mandataria en su informe de 35 páginas no son suficientes para reducir la falta de norte, la mala escogencia de su gabinete, que no estaba a la altura de las circunstancias.
“En algunos momentos fue contradictorio y que ella misma no dejó claro, por ejemplo, en aspectos de corrupción, que fueron creando en la población una idea de que la Presidenta no sabía en realidad dirigir el timón del avión nacional, y que provocó que muchos costarricenses (1,3 millones de votos en la segunda ronda, el 6 de abril anterior) votarán por el Partido Acción Ciudadana (PAC) y castigaran al Partido Liberación Nacional”, expresó Barahona.
Claudio Alpízar, también politólogo, mencionó que el discurso de Laura Chinchilla es el “típico y común” de una persona que cierra su administración, y que reconoce la falta de pericia política para la toma de decisiones.
“Ella trata de justificar en otras situaciones que enfrentó como los desastres naturales, la crisis internacional y la actitud hostil del Gobierno de Nicaragua para asegurar que las cosas no caminaron, pero que no fue por culpa de la Presidenta”, destacó.
Seguridad ciudadana
El exministro de seguridad Fernando Berrocal no estuvo de acuerdo con algunos de los logros que la Presidenta de la República destacó en el tema de seguridad durante su última rendición de labores.
Para Berrocal, el primer año de gestión de la Mandataria fue “desastroso”, dado -dijo- que a nivel internacional se dejó una muy mala imagen con el conflicto de Isla Calero.
Localmente la reacción fue aún más enérgica contra el Gobierno, en vista de que la invasión de ese pedazo de tierra costarricense por parte de tropas nicaragüenses se dio -según diputados de oposición- por un permiso que nuestra cancillería otorgó al país vecino para que realizara trabajos de dragado en el río San Juan.
Berrocal también criticó la gestión en materia de prevención y combate del delito, a pesar de que en el informe Chinchilla dijo que el país logró reducir la cantidad de delitos.
No obstante, Berrocal reconoció como un logro el nombramiento de Mario Zamora y Celso Gamboa al frente de la cartera de Seguridad.
“Los desaciertos fueron una constante, pero la calificación mejora durante el periodo de Mario Zamora quien, junto a Celso Gamboa, le dieron un empuje muy fuerte y de forma prioritaria a la seguridad ciudadana”, acotó el exministro de Seguridad en la administración de Óscar Arias.
Por su parte, el sociólogo Arnoldo Mendoza rechazó que el país sea más seguro, tal y como la Presidenta lo aseguró en su discurso. Mendoza es enfático en asegurar que la “gente aún se siente insegura a la hora de caminar”.
“Las personas no creen en el sistema judicial de este país y en muchos de los casos prefieren tomar la justicia en sus manos, porque las autoridades no hacen nada”, considera Mendoza.
Seguridad económica y competitividad
El sociólogo Arnoldo Mendoza mencionó que como todo Gobierno logró algunas cosas y en otras quedó en déficit.
“Hay pendientes importantes como la pobreza (20,7% de los hogares nacionales; es decir, 285.000 hogares, según la Encuesta Nacional de Hogares del INEC del 2013) que no la ha resuelto y la desigualdad social que creció y el Gobierno ha beneficiado a varios sectores, pero no a los más pobres”, señaló.
“En el discurso, la Mandataria destacó que la economía costarricense alcanzó una tasa de crecimiento promedio de 4,5% (en sus cuatro años), pero desde mi punto de vista y, como lo dijo Alberto Cañas, estamos ‘como nadadito de perro’”, aseveró el sociólogo.
Con él coinciden los economistas Roxana Morales, Leiner Vargas, Ronulfo Jiménez y Fernando Rodríguez.
Para ellos, la “niña” que hace cuatro años creyó cerrar el ciclo escolar victoriosa, hoy se ve deslucida por una robusta lista de pendientes, en temas que van desde el déficit fiscal (que se come cerca del 6% del Producto Interno Bruto) hasta reducir el desempleo (que hoy se ubica en 10,3% de la Población Económicamente Activa).
“El tema del déficit fiscal es muy fuerte y con márgenes muy escasos para maniobrar y reducirlo. Es la hipoteca mas complicada que se le hereda al próximo gobierno. Solís arranca con las manos amarradas. Chinchilla hizo esfuerzos por pasar una reforma tributaria, pero no pasó y también fue poco lo que se hizo en control del gasto público”, detalló Jiménez.
Vargas, sin embargo, reconoce que esta herencia fiscal no es culpa de esta administración. Es un hueco económico que se viene arrastrando de gestiones pasadas, pero lamenta que el gobierno de la presidenta Chinchilla no le haya metido el diente.
No en vano firmas internacionales como Citigroup estimaron que Costa Rica crecerá, en el 2015, tan solo un 2,2%. Y el tema del déficit fiscal es un lastre que afecta el crecimiento. La principal conclusión de Citigroup es que un crecimiento lento afectará la balanza de pagos y presionará el colón.
“Hay un crecimiento concentrador de riqueza que aumentó la desigualdad. Es cierto que la economía creció un promedio de un 4,5%, pero fue un crecimiento muy concentrado en algunas áreas como las zonas francas, que representan apenas el 4% del total de la mano de obra. No es que esté malo que las zonas francas empujen la economía, pero hay que lograr un crecimiento para todo el país y en todos los sectores”, explicó Morales.
Rodríguez aplaude el hecho de que el gobierno de Laura Chinchilla logró mantener una inflación baja, pero asegura que en la acera del frente el sistema financiero nacional se apretó la faja en el otorgamiento de créditos. Esto, dijo, afectó la inversión y, por ende, la generación de más empleos.
“No hemos logrado crecimiento en sectores claves como la construcción; hay un estancamiento en el sector agrícola y hay problemas en la actividad turística. La pobreza no creció pero se estancó porcentualmente: esto es que que todos los años hay más costarricenses que engrosan las filas de la pobreza. Las personas que están por encima de la línea de pobreza tienen una economía débil, salvo un pequeño grupo que cada día aumenta sus ingresos”, razonó el analista económico.
Vargas no dejó por fuera el hecho de que será en esta administración cuando las transnacionales Intel y Bank of America anunciaron la salida de millonarias inversiones en el país, tal y como este medio lo divulgó días atrás.
La primera sacará del país su planta de manufactura pero deja la operación de servicios, y la segunda se irá del país totalmente. Estas salidas dejarán a casi 3.000 personas sin empleo.
“El país debe estrechar sus esfuerzos en empleo pero también en competitividad. Necesitamos una dinámica económica que genere más empleos”, acotó Vargas.