



Rosa María Martínez es una joven periodista de 29 años radicada en Santiago de Chile desde hace dos años. En mayo del año anterior, decidió viajar a la boda de un amigo en El Salvador, lo que desencadenó uno de los episodios más dolorosos de su vida.
“Ahí me picó el mosquito, sentí y vi cuando me estaba picando, pero me hice la desentendida, porque uno siempre cree que no le va a pasar nada. Dos semanas después estaba en Chile, y ahí empezó la fiesta”, relató Rosa María.
“Un lunes me levanté y me sentía requete mal, me dolía el cuerpo como si me hubiese dado la peor gripe de mi vida. Me esperé un par de días pero llegó el punto en el que no podía estar de pie sin sostenerme de una pared o de algo”, agregó la joven, quien decidió entonces cuando ir a la clínica, pero ahí la pesadilla apenas empezaba.
“Acá (Chile) el dengue se erradicó hace mucho, le dije al doctor que creía que era dengue y se burló de mí, me dijo que era un mito urbano y que era imposible que yo tuviera dengue (…) A todo esto, sangraba por la vagina y no andaba con la menstruación y el médico entonces me diagnosticó rubéola”.
Martínez relató que afortunadamente el médico le dijo a tiempo que su cuadro clínico sí podía ser dengue y que por el momento no tomara ninguno de los medicamentos prescritos. Fue entonces cuando decidió escribirle a un amigo suyo costarricense que reside en Chile, y él le recomendó visitar a un médico que estudió en Costa Rica y sabía mucho sobre el tema.
“Me mandaron exámenes de plaquetas a diario y sí, era dengue. Estuve súper mal, casi a punto de hospitalización pero por dicha no pasó a más. Pasé casi un mes en cama sintiéndome tan mal, como nunca me había sentido” agregó Martínez.
Así es tener dengue…. ¡Tres veces!
Vivir esta enfermedad no es para nada fácil, menos aún si se vive no una sino tres veces. Este fue el caso de Luis Carlos Mora, un joven de 22 años con el que el mosquito hizo de las suyas por partida triple.
“La primera fue cuando estaba en sexto de la escuela. Tenía entonces 11 años. La segunda vez fue en el 2008 y la tercera fue el año pasado (2013). La verdad sí fue diferente en todas. La primera no fue tanto, la segunda sí, la que no fue tan grave fue la del año pasado”. Luis Carlos cuenta que, en su opinión, la enfermedad es más trágica como adulto, ya que como niño la persona tiene más resistencia.
El joven relata cómo fue la experiencia la última vez que la vivió. “El primer síntoma fue raro y me dio un dolor en la parte superior del ojo izquierdo, lo confundí con migraña. Ya luego en la madrugada me dio dolor de estómago, dolor de cuerpo, fiebre (…) los síntomas eran peor cuando caía la noche”. Recordó que luego de una semana y de exámenes diarios de plaquetas, los síntomas fueron desapareciendo.
El joven relata que de las tres ocasiones, la del 2008 fue la peor. “Sí esa fue la peor porque fue en la que me hospitalizaron. Fue un día de la universidad que me empezó un dolor en los ojos y en la noche un fuerte dolor de cuerpo, fui a emergencias y me mandaron exámenes pero no me los hice, pensé que era una gripe estacional. Tuve que volver a ir la noche siguiente, y en un consultorio privado el examen me dio positivo con dengue, me dejaron internado con suero”.
Luego de unos exámenes de plaquetas, el médico decidió hospitalizar a Luis Carlos en el centro médico de Nicoya. “Estuve como tres días hospitalizado y los demás estuve en mi casa”. El joven explicó que ahora en su casa hacen labores preventivas para evitar los criaderos del mosquito transmisor, sin embargo, ellos creen que el foco de contagio está en el centro de la comunidad y no en la casa específicamente.
“Me acosté a dormir y cuando me desperté no me podía levantar”
Francisca María Hernández tiene 29 años, y hace dos le tocó vivir una experiencia tan dolorosa como peligrosa.
Esta joven estuvo internada durante ocho días con oxígeno, sondas, sangrados por la nariz, ano y vagina. Ella, al igual que Luis Carlos, coincide en que en la noche los síntomas tomaban más fuerza y comenzaba a vivir una verdadera pesadilla…
Según ella, el mosquito la picó en la playa ya que vive a una hora de ahí y aseguró que el tiempo que le tomó recuperarse fue de mese. En su casa, primero fueron sus padres los que sufrieron la enfermedad. Relató que desde entonces, en su casa realizan labores de limpieza para prevenir la proliferación de criaderos del dengue, además de hacer uso del repelente.
Dengue: una lenta recuperación
“De hecho que sí me ha costado, porque como a mí se me bajaron mucho las plaquetas entonces ahora me enfermo más seguido (…) después del dengue yo me siento como débil, me da mucho cansancio”. Así relata Lucía Cordero de 25 años, su vida luego de sufrir el mal, en noviembre del año pasado.
Relata que desde un inicio los síntomas eran parecidos a la gripe, pero conforme pasaba el tiempo sentía mucho dolor de cuerpo, no podía abrir los ojos y se sentía mareada.
Esta vecina de Barrio México explicó que el mosquito la picó en Santa Cruz de Guanacaste, un día que fue a visitar a sus familiares que viven en el lugar. Desde entonces realiza labores de limpieza en su casa y está atenta para evitar cualquier criadero de dengue.
Estos cuatro testimonios relatan el sentir de una enfermedad que, a pesar de ser tan común y relativamente fácil de evitar, continúa afectando a muchos costarricenses que como Rosa María, Luis Carlos, Francisca María y Lucía, tienen que pasar sus noches en vela o en la sala de un hospital esperando que los síntomas de este ingrato mal, desaparezcan. ¿Ya eliminó usted los criaderos de mosquitos en su casa o comunidad?