Si siente que ha perdido audición o ya se lo confirmaron y busca culpables, busque en el ambiente ya que la contaminación sónica tiene gran relación con esa y con otras enfermedades. La misma se explica como cualquier ruido que genere molestias a los demás o que interrumpe actividades como estudiar, dormir o hablar, entre otras.
Según el físico, catedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR), José Alberto Araya Pochet, la contaminación y sus efectos en la salud tienen mucho que ver con el crecimiento de los vehículos en carretera, la cantidad de autobuses nuevos que hay, de automóviles y motos, explicadas por el experto como fuentes de contaminación.
“Desafortunadamente, no podríamos ver mejoría porque las fuentes aumentan y, como no hacemos más vías de comunicación, los vehículos tienen que bajar a menos velocidad y es interesante: cuando lo hacen, hacen más ruido que cuando andan a alta velocidad; entonces, automóviles moviéndose a baja velocidad es casi lo peor que nos pueda pasar porque el ruido de los motores es mayor y, al aumentar el número de carros disminuye la velocidad e incrementan los niveles de sonoridad”, comentó el Físico.
Según anunció el gobierno anterior, el parque vehicular de nuestro país supera el millón de vehículos y podría ser el doble para el 2030. El Físico agregó que, por ejemplo, una motocicleta ruidosa puede causar el mismo efecto que 10 carros en buen estado.
Araya, quien ha investigado el tema por más de una década, explicó que quienes más se afectan son todas aquellas personas que anden en las calles y cercanos a la vías pero además, otro de los problemas de la contaminación sónica es que el efecto no acaba cuando se llega a un “lugar tranquilo”.
“Una persona expuesta varias horas a 85 decibeles o más sin protección, pierde sensibilidad auditiva y podría quedar incapacitada de forma irreversible. En ambientes ruidosos, las personas sufren cambios emocionales y fisiológicas importantes; estudios recientes han encontrado que existe una correlación entre el ruido emitido por los vehículos y el aumento de accidentes cardiovasculares”, dicta el Informe del Estado de la Nación 2012, basado en investigaciones del Catedrático.
De medición a percepción
Para entender los decibeles, el Físico explicó que ésta es una unidad con la que se mide la intensidad del sonido pero a la hora de percibirlo, lo sentiremos diferente.
Por ejemplo, la voz normal de una persona representa de 60 a 75 dB pero otra cosa es la percepción de ese sonido, es decir la sensación que le produce a usted escuchar a otra persona.
“Cada vez que se aumentan 10 dB, la persona siente el sonido duplicado. Por ejemplo: en una conversación serena entre dos personas el nivel sonoro debe ser de 65 dB pero, si una de las personas levanta la voz a 75 dB, la sensación se percibirá el doble de duro, explicó Araya.
Siendo así, para dormir necesitaría una intensidad de ruido más baja que, de acuerdo Araya éste sería de 30 a 45 dB. Un ejemplo más, el grito de un niño puede alcanzar los 110 dB, por ello usted lo percibirá insoportable.
Entendido así, la ley costarricense establece decibeles máximos que pueden ejercer ciertos automotores.
Una moto de mensajería, que no es mayor a los 175 centímetros cúbicos, emite en el país hasta 98 dB de emisiones sonoras; la misma motocicleta en la Unión Europea emite 75 dB. Es decir, que si por cada 10 dB la percepción se duplica, la misma moto se escucha 4.2 veces más fuerte que en Europa.
“Sabemos las causas, sabemos lo que hay que hacer, no es eliminar las fuentes, es vigilar el abuso”, comentó.
Según el Estado de la Nación, la actual Ley de Tránsito no estableció “horarios de operación ni regulaciones por zonas, es decir, cualquier vehículo puede emitir ruido por igual en las zonas definidas como “de tranquilidad”, residenciales o industriales.
¿Cómo explicar los efectos de la contaminación sónica en la salud? ¿Defiende la ley a los ciudadanos? ¿Cuáles son las zonas más afectadas del Gran Área Metropolitana? Se las explicaremos en una segunda entrega.