Una supervisora de ventas y un analista de servicios enfrentaron de manera inesperada el desolador e incierto panorama del desempleo.
Cinthya Jiménez y Francisco Calvo debieron olvidar aquel oficio que durante casi una década desempeñaron para incursionar en el mercado con talentos que cualquiera podría desestimar, sin embargo, son ahora su fuente de ingreso.
Cinthya trabajó durante 10 años como supervisora de ventas, sobre sus hombros pesaba un terrible diagnóstico médico, exámenes de la vista determinaron que a los 40 años perdería la vista. Jiménez se sometió a una cirugía de $5.000 para tratar su mal y afortunadamente la operación fue un éxito.
A pocos días para pagar la primera cuota de el préstamo bancario que había pedido para hacerse la cirugía le comunicaron de su despido. De inmediato intentó conseguir otro empleo, pero una inesperada noticia obligó a una pausa, sería madre por segunda vez.
Luego de casi un año desempleada y ante la presión de las deudas creciendo sin mesura, Cinthya recordó que mientras cursaba el colegio había aprendido algo de costura. Ese conocimiento le valdría para consolidar una empresa de almohadas terapéuticas llamada Almohadas Viva Mamá.
Con la ayuda de varias personas y con conocimientos adquiridos en el camino, Jiménez logró crear productos personalizados, dirigidos a madres de niños recién nacidos y especiales para ayudar a las mujeres en su labor de amamantar a los bebés. Además comenzó a frabicar otras almohadas especiales para mujeres que han sufrido una mastectomía o para otras que experimentan dolores cuando mantienen relaciones sexuales.
Su negocio es próspero y ahora se siente feliz. Jiménez recomendó a las personas que atraviesan la difícil situación del desempleo no encerrarse, por el contrario sacar valor y dejar de lado la vergüenza para tener fe en el nuevo negocio a emprender, aunque las personas alrededor no crean en su idea.
10 kilos de dificultades antes de lograr el éxito
La recesión económica del año 2008 le quitó a Francisco el empleo que tuvo durante siete años como analista de servicios de agencia en una entidad pública. Intentó durante dos años conseguir un empleo en su campo, sin embargo, solo aparecieron trabajos pasajeros que no le daban la estabilidad requerida.
Una receta familiar de elaboración de pepinillos agridulces sería la clave para que Francisco lograra salir a flote y enrumbara su difícil situación económica a mejor puerto, a tal punto que ahora se encuentra a las puertas de exportar su producto.
Calvo relató que los primeros 10 kilos de producción fueron una experiencia terrible, ya que debía realizar todo el proceso manual. En aquel momento no había máquinas que realizaran cortes para el pepino y esos 10 kilos resultaron una carga pesada antes de alcanzar el éxito.
Iniciativas e impulsos como las ferias de Fercori o el programa “Una mano para crecer” de Walmart y acudir a las ferias del agricultor, permitieron a Francisco colocar en las alacenas de muchos costarricenses sus productos.
Según Calvo existen tres reglas de oro -las cuales aplica en su empresa- para la superación, las cuales son: convicción, acción y perseverancia. Esta última es la más importante, sobre todo para variar la estrategia empresarial.
“Una idea sin plata, sigue siendo una idea… mantener la calma y tratar en medio de la turbulencia de los problemas, aclarar e identificar en el mercado necesidades”, manifestó el creador de la empresa Productos Frank.
Francisco aseguró que es necesario aclarar la mente y centrar esfuerzos en un solo producto u objetivo, por lo que no es recomendable “tirarle a todo lo que se mueva”.
Para Calvo ha sido importante distinguir que la gente no necesita de su producto para hacer la comida sino para complementarla, lo que enaltece el sabor de cada bocado que toman los ticos en sus alimentos.