El Barómetro de las Américas 2014 arroja una preocupante realidad para Costa Rica: creemos en el sistema político, pero no toleramos que quienes piensan diferente se expresen con la misma libertad que nosotros. En ese caldo de cultivo, es difícil que se generen acuerdos.
El Proyecto de Opinión Pública de América Latina de la Universidad de Vanderbilt (Lapop) estudió y consultó la situación política y llegó a la conclusión de que los dos pilares de la legitimidad de la democracia, apoyo al sistema y tolerancia, cambiaron en franca contradicción.
Tolerancia política: el respeto de los ciudadanos a los derechos políticos de los demás, en especial, de aquellos con quienes no se está de acuerdo.
El estudio tiene la particularidad de que permite ver 36 años de la evolución de la cultura política en América, donde Costa Rica fungió un papel importante, pues al inicio de la investigación la mayoría de naciones latinas estaban bajo una dictadura.
En cuanto a la tolerancia se preguntó por el nivel en que aprobaban a las personas que hablan mal del sistema de gobierno, su posibilidad de que se manifiesten, que ocupen cargos públicos o que den un mensaje en televisión.
Según el informe entre el 2004 y el 2010 los valores de la tolerancia política se mantuvieron estables alrededor del 45%. Pero en el 2012 y el 2014 el índice se redujo a sus niveles más bajos, incluso por debajo de los 30 puntos porcentuales.
En materia de apoyo, veníamos perdiendo ese factor. Ahora se ve una ligera recuperación, en un periodo de los últimos diez años. En el último año se marcó más, pero con los mencionados mayores niveles de intolerancia.
Anticontinuistas vs. continuistas
Según el informe “en los últimos diez años las actitudes que respaldan una democracia estable han caído de manera preocupante, corroborando así el deterioro de la política que ha impactado a las instituciones políticas”.
Esto tiene efectos negativos en valores democráticos claves. “En el análisis de los 36 últimos años la caída del porcentaje de la población con alto apoyo al sistema y alta tolerancia se redujo a la mitad, si se le compara con los datos de finales de los años setenta e inicios de los ochenta”, se mostró.
El estudio analizó a los que bautizó anticontinuistas a quienes no votaron por el Partido Liberación Nacional (PLN) para entender – en el contexto de la campaña – a quienes los movían a los críticos.
Se examinó ese perfil y se llegó a la conclusión de que no tienen características definidas. El investigador del Programa Estado de la Nación, Rónald Alfaro, mencionó que los continuistas (quiénes si querían votar verdiblanco) mostraban mayor apoyo al sistema político.
Pero en el caso de la tolerancia los anticontinuistas si la mostraron. En cambio los continuistas fueron más intolerantes, focalizado en la fuerte intolerancia hacia el Frente Amplio y que se le calificara como “chavista”.