Javier Murillo tiene una mirada optimista y verbo activo al hablar de su Dios, el que lo ayudó a levantarse. Tiene esquizofrenia, un trastorno mental que causa una falta de percepción de la realidad y una gran habilidad para construir carros.
Desde hace varios años es usuario del Hospital Psiquiátrico, donde no solo potenció esa manualidad, sino que lucha para convertir el talento en una empresa rentable, vender su producto y ganar un ingreso.
Es uno de los casos con éxito en la terapia ocupacional del centro médico. El jefe del área, Ólger León, explicó que al ingresar la persona, un equipo interdisciplinario define el Programa individual de rehabilitación (PIR)
Es en ese momento cuando se definen un plan y metas individuales. Según la condición y problemas se trabaja con el especialista. Pero en la terapia se trabajan dilemas como sedentarismo en las casas, dependencia o dificultad para conseguir o encontrar empleo.
Talleres, cooperativa y pulpería
El Psiquiátrico definió distintos talleres para las personas. Los pacientes pueden trabajar en el mariposario, área de textiles, reciclaje, elaboración de alcancías, computación, ebanistería y una cooperativa enfocada en zonas verdes.
En esta trabajan la hidroponía, el cultivo de lechugas, maracuyá y plantas medicinales, entre otros. Si bien pueden desarrollar la mecánica, el reto es salir a la calle, involucrarse y tener empleo.
Arelys Rojas sueña con esa meta. Superó el colegio – en el mismo hospital – y ahora estudia en la universidad, mientras recibe atención para un trastorno mental, también ezquizofrenia.
Su idea es administrar un negocio o trabajar en educación especial, para ayudar a personas como las que ha conocido en el Hospital.
Su compañera Rebeca Garro, ya con muchos años en el centro, le ayuda en la pulpería del Hospital, aunque con metas más discretas, pero igualmente valiosas.
El encargado de Unidad de Terapia Ocupacional, Ólger León, remarcó el reto de inclusión en la comunidad, sobretodo en una sociedad con mucha ignorancia sobre los trastornos mentales, lo que degenera en temor.
Por eso cada tres meses se evalúan las metas definidas, que buscan ser lo más individualizadas posibles. León insistió en la necesidad de que la familia y la comunidad se involucren, elevando las posibilidades de éxito y mejorar los resultados.
Carros de madera, lechugas hidropónicas, pijamas para niños o panadería. Son distintas habilidades y ejemplos de personas a quienes su mente – esa parte del humano tan compleja – les reta y altera su conducta. Pero no les quita la capacidad de soñar y mejorar su realidad.