“Tengo cuarenta años en FIFA, he sido presidente por 17 años”, dijo Joseph Blatter antes de que el viernes pasado el Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) lo reeligiera como Presidente. Era su quinto mandato. Le duró dos días hábiles.
Cuestionado desde la primera vez cuando fue electo como Presidente del ente del fútbol, en 1998, parecía escapar de todo. Incluso llegó a ser el hombre más poderoso del deporte mundial, tras ser la mano derecha de otro cuestionado: Joao Havelange.
Hace casi dos décadas, tras una reñida elección en contra del sueco Lennart Johansson, surgieron las primeras denuncias contra Blatter: habría comprado votos a su favor. Ninguna de las denuncias se concretó.
Posteriormente vinieron decenas de acusaciones, cuestionamientos, informaciones periodísticas y hasta investigaciones que mostraron documentos de pagos, sobornos y favorecimientos. Siempre permaneció incólume y negando cualquier problema.
Institución cuestionada, hermética y siempre en negación
En 2002, el entonces secretario General de la FIFA Michel Zen-Ruffinen entregó una serie de pruebas a las autoridades suizas donde documentaba supuestos malos manejos financieros por parte de Blatter. Habló de pagos, de engaños…
El Presidente de FIFA aseguró que todo estaba en orden, que no había nada irregular y salió avante. Se reeligió sin discusión. Zen-Ruffinen abandonó la Federación ante el resultado electoral y señalado por su exjefe.
Gracias a las reglas de FIFA que dan a todos los miembros el mismo peso en las votaciones, Blatter logró la reelección para un tercer mandato en el 2007. Aunque los países europeos no lo apoyaban, él se garantizó el respaldo de Centroamérica, Suramérica, Asia y Africa.
Millones de dólares, vía obras en los países y supuestos sobornos, lo garantizaron.
Este es el detalle de acusaciones y dilema que el suizo atravesó…hasta este martes cuando anunció su renuncia, tras el mayor escándalo de todos.