
El matonismo marca el desarrollo de las víctimas más si los abusos no son frenados a tiempo.Foto ilustrativa Internet.
“Mi hija es bastante morenita entonces los compañeros la molestan por su color de piel y le tiran cosas. Se están pasando del rango de lo aceptable que puede ser un chiquito y la profesora nos dijo que eran casos aislados. Yo crecí con traumas y no quiero que ella crezca con traumas”, afirma un padre de familia de una menor que cursa cuarto grado en una escuela josefina.
A pocos días de haber iniciado el curso lectivo ya la menor estaba siendo víctima del matonismo que se vive en muchos centros educativos del país. El padre, quien solo se identificó como “Eduardo” se molestó, principalmente, porque los educadores no le prestaron la atención adecuada y acusaron que se trataba de un hecho aislado.
“Son cosas que podemos arreglar desde su origen. Ella es gemela y a la otra hermanita no la molestan y no le dicen nada. Nos cerraron las puertas de no hacer nada y están haciendo caso omiso para algo que es muy importante para el crecimiento de un niño”, comentó el padre de familia, quien acudió a autoridades del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Datos de la Contraloría de Derechos Estudiantiles del MEP indican que en este primer mes del curso lectivo ya se recibieron cinco denuncias puntuales sobre casos de matonismo (popularmente conocido como ‘bullying’). Pese a que, momentáneamente, no es un número alto sí preocupa que se trate de casos reincidentes, es decir que se venían presentando del año pasado.
“Hemos recibido unos cinco casos de denuncias por este tipo, que ya venían presentándose en años anteriores. Esto no para y mucha gente ha querido denunciar. La mayoría de casos se están presentando en la Gran Área Metropolitana (GAM)”, comentó Rocío Solís, jefa de ese departamento.
En entidades públicas
Los casos recibidos hasta hoy se presentaron en centros educativos públicos. La situación es preocupante y pese a las campañas que se han realizado para el MEP es clave que se estén presentando denuncias por parte de los estudiantes y sus padres de familia.
“Lo que más fomenta el acoso es el silencio de la persona que lo está sufriendo, el silencio de quien lo hace y el silencio de quien lo denuncia. Hemos venido calando con lo que son las campañas de prevención”, agregó la funcionaria.
El año pasado el MEP reportó 210 casos, mientras en 2012 fueron 57. Estas cifras hacen que la entidad considere que hay un mayor atrevimiento a denunciar las situaciones lamentables que muchos estudiantes pasan en los centros educativos, convertidos en lugares de auténtico calvario para muchos.
“La gente no está aceptando, además de que hay todo una campaña. Los colegios y las escuelas saben que tienen que implementar una serie de actividades en prevención de lo que es el acoso escolar… Seguiremos al tanto y reforzando estas campañas”, dictó Solís.