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Al año, OIJ verifica autenticidad de 1.500 documentos, incluyendo “autofalsificaciones”

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Foto de archivo. CRH.

Imagen ilustrativa. CRH.

Pasaportes, billetes y firmas dudosas, muchas de ellas “autofalsificaciones” son parte de aproximadamente 1.500 documentos que revisa el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) al año, para verificar su autenticidad.

El 50% de estos documentos corresponden a denuncias interpuestas en la institución por manuscritos, que van desde falsificación de “vouchers” (comprobantes de pago) hasta matrimonios con personas desconocidas, o también por decomisos que realizan las autoridades.

“Se ven muchos casos de venta de propiedades o de carros, matrimonios, empresas que dejaron papás cuando se mueren como herencias, y también entran muchos problemas con vouchers (…) cheques que le ponen números cuando estaban hechos por un monto y le ponen otro”, afirmó Tatiana Coto, jefa de la Sección Documentos Dudosos de la entidad.

Según Coto, el mayor problema que tienen con la autenticidad de los vouchers es que en los comercios no se cercioran que la firma sea igual a la de la cédula.

“Tenemos muchos problemas con vouchers porque no están revisando las firmas con la de la cédula, y eso nos dificulta mucho el estudio, llegan las personas y hacen cualquier garabato y no revisan que tenga el mismo modelo de la firma oficial. También tenemos casos de cheques con firmas falsas. Falsificaciones más burdas son las de los vouchers, nosotros comparamos con el expediente cedular  y decimos que esa firma no se puede relacionar con la de la persona que hizo la firma”, añadió la especialista en documentología forense.

De acuerdo con Coto, hay varios tipos de falsificaciones, e incluso hechos por las mismas personas, que después aseguran que no fue así. Y esto se da mucho con los adultos mayores que se ven presionados por los hijos para que les hereden fincas, casas o demás.

“Una auto-falsificación es cuando una persona hizo una firma y después dice que no la hizo, pasa mucho con los adultos mayores, a veces los hijos le dicen que le pase las propiedades, ellos firman y tal vez no quieren hacerlo y después dicen que no fueron ellos (…) una falsificación sin imitación es una persona que ni siquiera se toma el tiempo para hacer el mismo diseño o modelo de su firma (como con los boucher) o una imitación servil que es cuando copian el diseño pero no se toma el tiempo estudiándolo y no es de muy buena calidad”, explicó Coto.

La especialista afirma que el porcentaje de aciertos ronda el 40%, porque en ocasiones, no se puede determinar la veracidad porque faltan elementos para poder concluir. También se dan casos de cartas suicidas, donde el fallecido aparece con una carta diciendo que se suicidó; ahí se debe comparar la letra que tuvo en vida, con la de la carta.

Imagen tomada de Internet, ilustrativa

Imagen tomada de Internet, ilustrativa.

“El porcentaje de aciertos de nosotros ronda el 30% o 40%, las otras no se pueden determinar, la mayoría es que faltan elementos para poder concluir, firmas con el Registro Civil, porque ellos cuando van a registrar una firma, no tiene requisitos, se puede poner una “X” que se la valen, debería tener requisitos mínimos para que sea válida”, detalló la funcionaria.

Cada firma se lleva al menos un día de revisión, pero cuando el caso es de mucha investigación, el perito puede durar hasta un año para resolver. Para todo el país, solamente hay 14 peritos que se encargan de analizar las pericias.

El restante 50% de los documentos que se revisan por año, se trata de pasaportes y billetes, en los cuales hay dudas de autenticidad por lavado de dinero o allanamientos en general.

“Ese 50% pueden ser cédulas de identidad, pasaportes y billetes, cualquier tipo de documento que puede estar alterado. Algunas son muy burdas y en otras ocasiones les toman más tiempo (al perito) nosotros decimos si concuerda o no, si hay indicios de falsificación, revisamos sistemas de seguridad, soporte o impresión, si tiene sellos también”, complementó Coto.

Para la revisión de este tipo de documentos, el departamento cuenta con máquinas especiales de rayos ultravioleta que detectan las marcas de seguridad que tienen tanto los billetes, como las cédulas y pasaportes.

“Analizamos escritura pesada, que es la que queda debajo de la hoja que uno escribe, lo que queda como repintado, puede detectarse hasta cinco páginas abajo (de la que se escribió)”, indicó la funcionaria.

Coto explicó que con los billetes, el nivel se seguridad no ha podido ser burlado al 100% por los delincuentes. Cuando uno de ellos es falso, al colocarse en las máquinas, los rostros de los personajes no desaparecen, mientras que en los originales desaparece la mitad del rostro.

“Dependiendo de la falsificación, a simple vista de una persona puede que no se dé cuenta pero el perito sí lo va a detectar. A simple vista detecta la mayoría, pero el billete actual tiene mucha medidas de seguridad que son muy difíciles de falsificar”, finalizó Coto.

Si el OIJ decomisa gran cantidad de dinero, los peritos deben revisar cada billete para determinar si es falso o no.

 

 


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