Ni son anoréxicos, ni son bulímicos pero sí tienen un problema con la comida que los puede envolver en alguno de los dos.
Un estudio revelado en junio anterior, por la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR) afirma que 22 mil adolescentes están precisamente ahí: a un hilo de enredarse en esa telaraña.
Esa es una de las mayores preocupaciones del médico Alberto Morales, director de la Clínica del Adolescente del Hospital Nacional de Niños, donde al mes atienden de cinco a 10 jóvenes que no terminan de cumplir los requisitos para diagnosticarlos como bulímicos o anoréxicos y por ello son catalogados como pacientes de un trastorno alimenticio no específico (Tane, en siglas).
“Son de riesgo para el desarrollo de un trastorno alimentario como la anorexia o la bulimia. Son esos pacientes que están bajos de peso, que son selectivos con lo que comen, restrictivos a la hora de comer, que tienen dificultades con su imagen corporal y que si bien no tienen todavíatodos los criterios para un diagnóstico, son pacientes que requieren un seguimiento, ya que algunos de ellos llegan a desarrollar la enfermedad”, comentó el médico.
Pero además de los casos que llegan a este centro al mes, de tres a cinco casos ya tienen la enfermedad desarrollada.
Lo verá cliché pero, los estereotipos de belleza, las agresiones, los conflictos familiares, los abusos sexuales -o peor aún, todos los anteriores- son los detonantes de que los muchachos caigan en un Tane, “evaluándolos uno encuentra en ellos historias diversas, algunos fueron obesos en la escuela y víctimas de bullying, esa es una razón frecuente”, aseguró Morales.
“Si lo vemos de cinco años para acá, sí hemos notado un aumento en los casos no específicos, que como le dije no van a ser necesariamente un caso de anorexia o bulimia y podemos hacer prevención temprana. Si podemos detectarlos y hacer un abordaje temprano podemos evitar que el problema se complique, esos son los pacientes que hay que detectar, ese que llega con bajo peso, es decir con hasta un 15 por ciento menos del peso para su talla”, detalló Morales.
Los Tane pueden llevar a una bulimia o a una anorexia nerviosas. Cada una tienen síntomas o señales como se muestra en la gráfica.
Las mujeres siguen siendo las mayores víctimas, ya que según los resultados de la investigación que se realizó con poco más de 4 mil jóvenes de colegios del país, la prevalencia a un Tane en el país es de 9.4% frente a 2.3% en hombres.
“Los problemas con la imagen pueden ser parte del proceso de la adolescencia pero si encontramos dos, tres o cuatro de estas expresiones, son jóvenes que definitivamente hay que ponerles atención. De los pacientes que hemos visto aquí en la Clínica a lo largo de 10 años, la mitad pudo tener un Tane”, finalizó Morales.
La clínica del Hospital Nacional de Niños recibe a muchachos hasta los 12 años y 11 meses, pasada la edad son remitidos a otras que por general, se ubican en los centros médicos; unas ocho son las que actualmente atienden a nuestra población joven, conformada por 539 mil adolescentes.