Imagen con fines ilustrativos. (Archivo. EFE).
Unas 474 costarricenses trabajan o estudian fuera del país en las cuatro grandes áreas de ciencia y tecnología: ciencias exactas y naturales, ingenierías y tecnologías, ciencias agrícolas o ciencias médicas.
Así lo revela el Programa Estado de la Nación (PEN) en su nueva plataforma tecnológica sobre capacidades en ciencia, tecnología e innovación, denominada ‘Hipatia’.
Según el PEN, los científicos e ingenieros costarricenses tienen a Estados Unidos como su principal destino. La mayoría son hombres jóvenes quienes estudian o trabajan allá.
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“Un representante típico de la comunidad de científicos e ingenieros residentes en el extranjero (diáspora científica) corresponde a un hombre joven, entre 26 y 35 años, quien dejó el país por razones de estudio. Vive en Estados Unidos y no se encuentra vinculado con los colegas locales. Posee formación en ingeniería o tecnología, tiene contemplado regresar al país y dedicarse preferiblemente a la investigación y docencia en el sector académico”, indicó el PEN.
La consulta se hizo entre diciembre del año pasado y marzo de 2015. Otros países de destino son España o Alemania.
“Los miembros de la diáspora científica costarricense consideran que mientras permanecen en el extranjero, podrían colaborar con el país procurando una mejor capacitación de estudiantes y una mejor calidad de las publicaciones científicas”, señaló el programa.
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Para el Estado de la Nación, “Hipatia incluye datos actualizados sobre el recurso humano calificado en este sector. Por tratarse del primer eslabón que condiciona las capacidades para hacer Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), es un tema que se cubre desde varios ángulos, como el talento que reside dentro y fuera del país en la forma de la diáspora científica, así como desde la perspectiva de los principales grupos de investigación”.
El objetivo es apoyar “el análisis de minería de datos, la planificación de políticas públicas, el proceso de planificación estratégica de organizaciones y cámaras del sector, la identificación de desafíos para la educación científica, el alineamiento entre oferta y demanda de capital humano y de servicios tecnológicos y, también, para impulsar la transferencia de conocimiento entre laboratorios públicos y empresas (privadas y públicas) de base tecnológica”.