David Ugalde supera la barrera de los 30 años. Casi la mitad de esos los ha pasado con un piano cerca, con sus dedos echando raíces sobre las teclas. Y desde antes se acercó a la música por medio de la guitarra y el piano. En ella encontró la forma de vivir y crecer.
Pero el 4 de agosto la tonada se detuvo en unos acelerados momentos en su casa en Vargas Araya, cuando varios asaltantes irrumpieron. Tres hombres armados lo amenazaron y exigieron que fuera por otras casas cercanas. Pero el joven – contrario al pensamiento y temor común – se opuso…
Lleno de adrenalina, de presión por los ladrones forcejeó, buscó quitárselos e intentó huir. La primera bala salió del cañón; impactó en el área abdominal. La segunda vino por la espalda. David escapó y pensó “todo terminó”. Pero fuera de la casa, con su sangre avisándole lo sucedido, el tiempo cambió.
“Estaba muy seguro de que iba a estar bien. En ningún momento pensé que me iba a morir.” Eso se dijo camino al hospital, siempre consciente. Pero en el quirófano había otro panorama. Fue operado del pulmón, que la bala perforó, y se llenó de aire y sangre. Pasó a pocos centímetros de su corazón. Restos de bala quedaron. Y algo más en su mente…
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Contra cualquier previsión médica, pasó apenas una semana en el hospital. Ahí sufrió mientras intentó probar su capacidad pulmonar con un respirador. Pero sobre todo aprendió. Aprendió que otros sufrían más que él, que duraba 20 minutos en llegar al baño, con los tubos en el pulmón.
Entendió que la vida se pasa. “¿Si me fuera a morir en ese momento, me habría sentido satisfecho con lo que he logrado hasta ahora?”. Esa fue la pregunta que lo impulsó y que lo guía a dar más.
Hoy, aún se agita rápido y es propenso a una taquicardia, pero el pianista confía en su salud, la calma que refleja y un positivismo que reluce para superarse.
Cachetada, música y trabajo
“Fue una cachetada”, así recuerda el asalto. Hoy vive “al 101%” y viaja por los días, como por las melodías de su piano. De niño siempre tuvo inclinaciones, pero fue de adolescente que “desvió” su camino o más bien que lo encontró.
Hoy vive con un aire renovado, en su pulmón cicatrizado y en su vida, a la cual le inyecta más fuerza.
LordFish
La Quinta de la Calaca